LA PODA DEL OLIVO

LA PODA DEL OLIVO

01-03-2019

LA PODA DEL OLIVO
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La poda del olivo es una de las labores fundamentales desde el punto de vista de la calidad del aceite.
 
Para entender la poda hay que saber que si al olivo no lo podáramos este llegaría a su máximo de copa vegetal. En ese punto el año siguiente no crecería más. Si no hay crecimiento no habría más cosecha ya que la aceituna se da en las crecidas del año anterior.
 
Si en este punto (en el que olivo ha llegado a su máximo de copa) le damos una poda en torno al 20% de su masa vegetal el árbol esa primavera volverá a tener capacidad para crecer y en esas crecidas dará fruto al año siguiente. Pero si la tala es excesiva el árbol puede derivar toda su fuerza a tallos de crecimiento para recuperar capa o masa vegetal y no produciría ni flores ni aceituna. Por tanto una buena tala es aquella que mantiene el olivo siempre por debajo de su copa vegetal máxima de forma que todos los años tenga un crecimiento equilibrado de ramas y frutos. Esto es lo que se llama una tala de mantenimiento. En esta tala de mantenimiento es fundamental eliminar partes secas o dañadas, eliminar chupones (ramas verticales poco productivas y que se llevan toda la savia del olivo) y hacer una tala para mantener aireado y soleado tanto el exterior como el interior del olivo. Un olivo bien soleado y aireado produce más y evita hongos y enfermedades.
 
Cuando un olivo se hace viejo, es decir las ramas del olivo se hacen viejas puesto que el tronco nunca “se hace viejo” es necesaria una tala de renovación bien planeada que se ejecuta a lo largo de varios años cortando distintas ramas en distintos años para dar tiempo a que entren en producción las nuevas ramas renovadas. Así existen olivos milenarios que siguen produciendo porque sus ramas son jóvenes ya que han sido correctamente podados.
 
Toda la leña que proviene de la poda es clasificada utilizándose los troncos más gordos para calefacción y chimenea y se astillan todas las ramas de un grosor inferior a un brazo, incorporándose al terreno como materia orgánica.
 
En los años en los que se espera más cosecha a veces es conveniente talar más. Ya que si un árbol se carga de fruto puede dar lugar a una vecería muy marcada.